El tipo la arremete y le insinúa la belleza que recubre su tristeza,
la mira, la desea, la aprieta entre sus manos,
la divide entre sus telas.
la muerde vivo entre sus carnes muertas!
Voltea a mirar al individuo,
le lanza una cartera por la nuca,
lo embiste en sus múltiples dolencias
se indigna horrorizada y en su enfado,
da vuelta a su enemigo, y se siente victoriosa.
Ella es la princesa y a ella no la tocas!
La mirada la oculta entre sus risas, sus vestidos ahora cortos la delatan,
su crueldad de planta ponzoñosa y bella la dignifican,
tu verdad me sabe a mente enferma y transgresora,
No pienses mujer, no te hace falta,
(te dice al oído tu conciencia)
Que acaso ríes nuevamente a tus colegas,
les cuentas el momento en tu contexto,
le regalas honor a la corta falda
y las féminas heridas solo observan
más mentiras entre tus verdades falsas
escuchas de inmediato entre tu cuento,
ries y recuerdas premiada el suceso.
Oh, Bendita eres tú entre las más malditas;
sólo por tu apellido y tu elegancia no has alcanzado la medalla.
Pero no temas, no llores!...
Igual te comportas como de la manada.
Bendita entre todas las malas hierbas,
por fingir la indignación de tus victorias
por venderte en un mercado colgada por tus carnes,
tú que supones veracidad en tus desdichas,
que la feminidad es una piel y tu mentalidad una destreza.
Pide perdón al amante entre sus pupilas maquilladas,
Cierra el telón…. Y entonces la princesa:
Que ella es bella, se dice y se divierte… que ella es bella!
Fuente: Betsabé Villafuerte
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